La vida se ha ido, solo queda una voz tenue,
Mi último aliento, a los que siguen, se concede.
No sé qué será de mí en el más allá,
Solo la melodía de un plectro roto queda ya.

De los recuerdos de ayer que huyeron y pasaron,
De lenguas amigas que en silencio callaron,
De las palabras que siempre recitamos como canto,
Solo queda la letra, seca y sin encanto.

El pasado amarillea, cual otoño asesino,
Los rostros de rosa llevan un triste destino.
Cuando todo voló y se desvaneció con el viento,
Lo hecho, hecho está; solo queda el sufrimiento.

Fuimos las aves que cantaban: “¡El futuro está cerca!”,
Por un ideal volamos, ahuyentando la tormenta.
Ahora nos toca volar hacia lo eterno,
De este mundo falso, solo queda su eco interno.

(La vida se ha ido, solo queda una voz tenue…)
(Mi último aliento, a los que siguen, se concede…)